Ecumenismo. Un camino difícil, pero guiado por el Espíritu Santo
que, después de siglos de divisiones, empuja a la Iglesia a reconciliarse y a dar al mundo, lacerado por conflictos,
el testimonio de la unidad cristiana.

En el clima de fraternidad que está madurando entre los cristianos,
crece la exigencia de espiritualidad, como camino privilegiado
para acelerar el camino hacia la plena comunión visible.
Es el mismo Espíritu que en este tiempo ha suscitado en las
diversas Iglesias
nuevos carismas, nuevas corrientes espirituales
a través de movimientos, comunidades, asociaciones, grupos,
para renovar la vida cristiana.

Es precisamente a nivel de la espiritualidad y del "diálogo de la vida", del "diálogo del pueblo" que se expresa uno de los aportes específicos de los Focolares a la causa ecuménica.

 

 

 

Una espiritualidad ecuménica

Entre los cristianos, se reavivan el conocimiento y la conciencia de que estamos llamados a vivir ese mandamiento que Jesús llama "mío" y "nuevo": "ámense los unos a los otros como yo los he amado", y contribuir así a la realización del Testamento de Jesús: "que todos sean uno" (Cfr. Jn. 17, 21)

Diálogo de la vida, "diálogo del pueblo"

La espiritualidad de la unidad, vivida en lo cotidiano, hace por lo tanto caer los prejuicios de siglos, y suscita un "diálogo de la vida".

Como ha dicho Chiara Lubich al Consejo Mundial de Iglesias (CMI), "por ello nosotros nos sentimos ya en familia; sentimos que componemos entre nosotros, de distintas Iglesias, un pueblo cristiano que involucra no sólo a laicos, sino también a sacerdotes, pastores, obispos, aun si todavía se ha de componer la plena y visible comunión entre nuestras Iglesias. No es un diálogo que se contrapone o se yuxtapone al de las llamadas cumbres o responsables de las Iglesias, sino un diálogo en el que los cristianos pueden participar. Y este pueblo es como la levadura del Movimiento ecuménico. Es más: queremos esperar que otras formas de diálogo, como el de la caridad, del servicio común, de la oración, el teológico, puedan potenciar el "diálogo de la vida". No sólo: esperamos también que el perenne problema de cómo la gente pueda aceptar los progresos de los diálogos oficiales, pueda ser superado por un pueblo ecuménicamente preparado".

Un centro para el diálogo ecuménico

En 1961 nace en Roma el "Centro Uno" para coordinar la actividad ecuménica de los Focolares. Lo dirigió, hasta su fallecimiento en 1980, Igino Giordani, pionero ecuménico italiano.

El "Centro Uno" coordina iniciativas y actividades ecuménicas del Movimiento de los Focolares en los 182 países en donde el mismo está difundido, manteniendo contactos con los encargados de este diálogo en los continentes.

A partir de 1962 hasta ahora, se han realizado 57 encuentros ecuménicos, con un total de más de 10.000 participantes de varias Iglesias y varios países, y más de 15 Escuelas de formación.

Más información:

en Buenos Aires
en Córdoba, Cuyo y Norte Argentino
en Rosario y Litoral
en Bahía Blanca y Patagonia

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