En el corazón del Movimiento

El "focolar" es el primer núcleo de unidad en el que se ha desarrollado el Movimiento "según  un preciso designio de Dios que se ha ido revelando a lo largo del tiempo", como afirma Chiara Lubich.

Es una pequeña comunidad con un estilo nuevo, según el modelo de la familia de Nazareth, compuesta por laicos, vírgenes (separadamente, hombres o mujeres), y también casados que, aun viviendo en la propia familia, están totalmente donados a Dios según su estado.

El primer compromiso de sus miembros es vivir con radicalidad el mandamiento del amor recíproco, para que esté siempre viva la presencia espiritual de Jesús, que Él prometió a quienes están unidos en Su nombre (cfr. Mt. 18,20).
El primer focolar nació en Trento, con Chiara Lubich y sus primeras compañeras, en 1944.

En 1948 se abrió el primer focolar masculino. Actualmente estas comunidades son 780 y están en 87 naciones.

Varias ramificaciones del único árbol

Desde los inicios, jóvenes y familias, ancianos y niños, obreros y profesionales, políticos y hombres de cultura, religiosos de diferentes congregaciones, sacerdotes y, recientemente también obispos, han sentido el llamado a vivir radicalmente la espiritualidad de la unidad.

Se han delineado varias ramificaciones que a su vez animan a movimientos de amplio alcance, como instrumentos de unidad para renovar la sociedad y la Iglesia, y dar un aporte al 'testamento' de Jesús "Que todos sean uno".

Humanidad Nueva - Es la expresión en lo social de todo el Movimiento. Los principales animadores son laicos de las más variadas categorías sociales y profesiones, denominados "voluntarios", comprometidos a renovar  los distintos ámbitos de la sociedad, como la política y la economía, el arte y la educación, el derecho y la comunicación. 

Nacieron en 1956, después de la invasión soviética de Hungría. Son la respuesta al llamado de Chiara quien, haciendo eco a las palabras del Papa Pío XII, expresó en las páginas de la Revista del Movimiento Città Nuova la urgencia de que surgieran  "auténticos discípulos de Jesús que, voluntariamente lo sigan. Un ejército de voluntarios - porque el amor es libre - capaces de edificar una sociedad nueva".

Familias Nuevas - Animado por los focolarinos casados: abre nuevos caminos de respuesta a las crisis de la familia y hace de ella la célula base que contribuye a recomponer en unidad el tejido social.

El amor se revitaliza. Parejas que están en crisis encuentran la fuerza para restablecer el diálogo. La familia se abre a la sociedad. Promueve una cultura innovadora construida sobre la educación, la formación, la sociabilidad y la solidaridad. Se realizan adopciones, protección de menores, aportes a distancia para países del Sur del mundo y del Este europeo.

Jóvenes por un mundo unido - Propone a los jóvenes que se conviertan en protagonistas de un mundo nuevo, con numerosas iniciativas de solidaridad y paz a nivel nacional e internacional.

Es animado por los jóvenes más comprometidos, los "gen2", "generación nueva", segunda generación del Movimiento, al quienes Chiara dio inicio en 1967, proponiéndoles la radicalidad del Evangelio, como respuesta a las profundas exigencias de cambio que maduran en las nuevas generaciones.

Chicos por la unidad - Su objetivo es contribuir a la realización de la fraternidad universal comenzando por sus ciudades y por los ambientes en los cuales viven. Recorren todas las vías posibles para derribar las barreras y las divisiones.

Sostenido por los  "gen3", tercera generación, los adolescentes son promotores de manifestaciones internacionales, de micro-proyectos de solidaridad y de intercambio de las recíprocas riquezas culturales.

Muchos de ellos provienen de los "gen4", los niños del Movimiento, entre los 4 y los 8 años.

Movimiento sacerdotal - Para contribuir a renovar con la espiritualidad de la unidad, también las estructuras eclesiásticas, en consonancia con el espíritu del Concilio Vaticano II. Está animado por sacerdotes diocesanos, miembros del Movimiento.

Movimiento parroquial  - Para hacer de la parroquia una "casa y escuela de comunión", suscitando nueva vitalidad y fuerza evangelizadora. Son animadores de éste, sacerdotes, religiosos y laicos  del Movimiento.

Una acción que se está desarrollando también sobre la base diocesana en algunas Iglesias locales italianas.


Como guía de todo el Movimiento

La presidente - Chiara Lubich fundó el Movimiento y lo guió de modo carismático por más de 60 años. Después de su fallecimiento -que tuvo lugar el 14 de marzo de 2008- como está escrito en los Estatutos reconocidos por la Santa Sede, será siempre una mujer, laica, quien presidirá el Movimiento, para garantizar el ‘perfil mariano’ y la connotación predominantemente laical.
El co-presidente y el consejo – Colaboran estrechamente con la Presidente, el co-presidente (focolarino sacerdote) y el consejo, compuesto por un número igual de hombres y mujeres, en donde están representados los distintos aspectos (económico, espiritual, cultural, etc.), las distintas áreas geográficas y las ramificaciones.
El principal órgano de gobierno del Movimiento es la Asamblea General que se reúne cada 6 años. Entre sus tareas: la elección de la presidente, del co-presidente y de los consejeros generales. La Asamblea está compuesta por el cuerpo directivo central y por los delegados del Movimiento de las zonas territoriales de los 5 continentes en las cuales está subdividido.

 

Presidencia

Después del fallecimiento de Chiara Lubich el 14 de marzo de 2008, fueron elegidos por la Asamblea General reunida en Castelgandolfo durante julio de ese mismo año, María Voce (Presidente) y Giancarlo Faletti (Co-presidente). El Movimiento vive una nueva etapa de su historia, porque se realiza la transición de Chiara y de las primeras y primeros focolarinos que dieron inicio al Movimiento y que hasta ahora tuvieron la dirección del mismo.

La función de la nueva presidente obviamente es distinta de la ejercitada por Chiara durante más de 60 años. Ella misma había se había referido a quien la sucedería diciendo que “no sería una sola persona quien la sustituiría”, sino “un cuerpo” de personas: el Consejo General, junto a la Presidente en comunión con el Co-presidente, para garantizar siempre el carisma de la unidad.

 

María Voce

María Voce, conocida dentro del Movimiento con el nombre de Emmaus, el 7 de julio de 2008 fue elegida como presidente por la Asamblea General de los Focolares, a poco menos de 4 meses de la muerte de Chiara Lubich.

Emmaus nació en Ajello Calabro (Cosenza, Italia), el 16 de julio de 1937. Su padre era médico, oficial sanitario de la alcaldía; su madre, ama de casa, dejó los estudios del Magisterio para dedicarse a la familia. Es la primera de siete hijos (5 hermanas y 2 hermanos). Siempre amó muchísimo el estudio y después del liceo en Cosenza, continuó los estudios de Derecho graduándose a los 22 años de edad.

En mayo de 1959, en el último año de estudios en Roma, conoció en la universidad a un grupo de focolarinos. En seguida quedó encantada de su vida evangélica. “Mi vida cambió totalmente. El objetivo se convirtió en Dios y el estudio sólo en un medio para amarlo haciendo su voluntad.” Después de graduarse, volviendo a Calabria ejerció la profesión de abogado por 4 años. En ese entonces era la primera mujer abogado en el tribunal de Cosenza. Se le estaban abriendo las puertas de una carrera prometedora.

En 1963: imprevisto y “arrollador” el llamado de Dios a seguir el camino de Chiara Lubich en el focolar. “En una semana dejé todo, sin arrepentirme nunca”. Partió a la escuela internacional de formación para las focolarinas, que en ese entonces estaba en Grottaferrata. En 1964 Chiara le da un nombre nuevo, Emmaus: recuerda a los dos discípulos en camino con Jesús. Hace referencia al corazón del Carisma de los Focolares: Jesús que se hace espiritualmente presente en la unidad.

Del ‘64 al ‘72 vivió en el focolar de Sicilia (primero en Siracusa, luego en Catania). Del ‘72 al ‘78 trabajó en la secretaría personal de Chiara Lubich en Rocca di Papa. De 1978 al ‘88 estuvo en Estambul, donde tuvo numerosos contactos con el Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla, también con el actual Patriarca Bartolomé I, con líderes de otras iglesias cristianas, y con el mundo  musulmán. En el ‘88 Chiara la vuelve a llamar a Rocca di Papa como colaboradora de Gisella Calliari, delegada central del Movimiento.

Desde 1995 María Voce es miembro de la “Escuela Abbá” (centro interdisciplinario de estudios) presidida por Chiara. Se encuentra entre los promotores y responsables de “Comunión y Derecho”, red internacional formada por abogados, magistrados, docentes y otros trabajadores, comprometidos en la renovación del mundo de la justicia. Desde el 2002 colaboró directamente con Chiara Lubich en la actualización de los Estatutos Generales del Movimiento de los Focolares. Desde octubre de 2007 fue miembro del Consejo General.

 

Giancarlo Faletti

El 7 de julio de 2008, Giancarlo Faletti fue elegido por la Asamblea General como co-presidente.

Giancarlo nació en Cerro Tanaro (Asti, Italia) el 14 de septiembre de 1940, es una familia de origen campesino, cristiana pero no muy practicante. Su madre, ama de casa. Por el trabajo del padre, obrero de los Ferrocarriles del Estado, la familia se transfiere a Turín. Ya a los 10 años advierte el deseo de donar su vida a Dios, pero eran fuertes los condicionamientos que provenían de la familia y del ambiente en el que vivía.

A los 16 años entra en un período de crisis y de búsqueda. A los 19 años casualmente adquiere en la puerta de su parroquia un ejemplar de la revista Città Nuova (Ciudad Nueva). “Fue como si aquel domingo de invierno me hubiese introducido en un ambiente cálido. Leyendo aquellos artículos, percibí que existía algo que unía a una familia. Quise en seguida saber más al respecto”. De aquí el contacto con el focolar.

Fue decisivo para su vida un encuentro internacional, al año siguiente, en Grottaferrata. Se aclara cuál es su camino: la donación a Dios en el focolar. Finalizados los estudios en Economía, comienza a trabajar en un banco. A los 25 años empieza su nueva vida en el focolar de Turín. Del ’72 al ’83 se encuentra en Génova, como co-responsable del Movimiento de Liguria, donde se ocupa particularmente de los jóvenes, entre los cuales florecen también frutos de santidad: se ha iniciado recientemente la causa de beatificación de dos de ellos: Alberto Michelotti y Carlo Grisolia.

Después, durante 14 años trabajó en el Centro del Movimiento en Rocca di Papa; fue también co-responsable de la comunidad de los Castillos Romanos y de parte de la región de Lazio. En 1997 obtiene la licenciatura en Teología y es ordenado sacerdote. En ese mismo año es transferido a Roma, como co-responsable del Movimiento para zona de Lazio, Abruzzo y Cerdeña.

En el 2000 Chiara Lubich, que siempre tuvo un amor especial por la ciudad sede del papado y de la cristiandad, lanza “Roma-Amor”, una gran experiencia de nueva evangelización. Giancarlo Faletti ayuda de cerca a la fundadora que sigue paso a paso esta iniciativa. El objetivo es contribuir a animar, de forma capilar, con el ideal evangélico de la unidad, la vida de la ciudad a nivel civil y religioso. Entre las más variadas iniciativas, se encuentran la apertura del diálogo con la comunidad islámica de Roma que desemboca en la invitación a hablar de la experiencia cristiana y del diálogo interreligioso del Movimiento en la Mezquita de Roma.

 

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