En un refugio antiaéreo, abrimos por casualidad el Evangelio
en la página del Testamento de Jesús;
"que todos sean uno, Padre, como tú y yo".
Aquellas palabras parecían iluminarse una a una.
Aquel "todos" habría sido nuestro horizonte.
Aquel proyecto de unidad la razón de nuestra vida

Chiara Lubich - Trento, 1944


A partir del primer núcleo de Trento...

En el marco de odio y violencia del segundo conflicto mundial, en Trento, Italia,  se enciende la chispa inspiradora, el "descubrimiento fulgurante" del único que "ninguna bomba puede destruir": Dios. Dios, experimentado como Amor, cambia radicalmente la vida de Chiara Lubich, quien tenía entonces poco más de veinte años. Una experiencia que enseguida es comunicada y compartida por sus primeras compañeras.

A los refugios antiaéreos llevan sólo el Evangelio. Allí encuentran el "cómo" responder al Amor. En aquel período Chiara escribe: "Cada día hay nuevos descubrimientos: el Evangelio se convierte en nuestro único libro, única luz de vida".

En el mandamiento del amor recíproco descubren la ley para recomponer la fraternidad de la sociedad disgregada. "Ponemos todo en común: cosas, casas, ayuda, dinero. La vida es otra".

Con maravilla, aquel primer grupo experimenta la fuerza, la luz, el valor, el amor que dona la presencia de Jesús donde dos o tres se reúnen en Su nombre.  Una luz que ilumina la última oración de Jesús al Padre: "que todos sean uno". Este proyecto de Dios sobre la familia humana, se convierte en el programa de sus vidas: "Hagamos de la unidad entre nosotras el trampolín para correr donde no hay unidad y suscitarla".

Los efectos: "Cada día crece a nuestro alrededor el número de personas de todas las edades y condiciones sociales. Se apagan odios y rencores. Muchas familias se recomponen". Nace la certeza de que en el Evangelio está la solución de cada problema, individual o social.

...un Movimiento

Muy pronto aquel primer grupo se convierte en un Movimiento que suscita una renovación espiritual y social. En poco más de 60 años de vida ha alcanzado una difusión mundial (182 países), con más de dos millones de adherentes y una irradiación de varios millones, difícilmente cuantificable.

Un pequeño pueblo: Por la variedad de su composición, con los años, el Movimiento asume las dimensiones de un pequeño pueblo, como lo definió Juan Pablo II: abraza no sólo a católicos, sino también a cristianos de varias Iglesias y comunidades eclesiales, y judíos. Poco a poco forman parte de él seguidores de las grandes religiones, y personas sin una referencia religiosa. La adhesión al Movimiento tiene lugar sin sincretismos, en la plena fidelidad a la propia identidad. Es común el compromiso de vivir, aun en distintos modos, el amor y la unidad, que están inscriptos en el ADN de cada hombre.

¿Por qué la denominación Movimiento de los Focolares?: Desde el inicio, el Movimiento fue denominado "de los Focolares" por la gente de Trento, por "el fuego" del amor evangélico que animaba a Chiara Lubich y a sus primeras compañeras.

Fundadora y presidente: Chiara Lubich subraya que el Movimiento "no ha sido diseñado por una mente humana, sino que es el fruto de un carisma que viene de lo Alto. Nosotros tratamos de seguir, a través de las circunstancias, la voluntad de Dios día tras día".

Las aprobaciones: En 1947 el obispo de Trento, Mons. Carlo de Ferrari, da la primera aprobación a nivel de Iglesia local. "Aquí está la mano de Dios". Seguirán las aprobaciones pontificias: la primera en 1962; por sus sucesivos desarrollos otras varias, la más reciente en marzo de 2007.

Un Movimiento eclesial: Los Focolares se injertan en el actual fenómeno de florecimiento de Movimientos Eclesiales originados por un "carisma preciso donado a la persona del fundador" (Juan Pablo II) es decir por "un don del Espíritu" que incesantemente suscita "la novedad del cristianismo" (Card. Ratzinger). Juan Pablo II reconocerá en el carisma de Chiara Lubich, un "radicalismo del amor" y en el Movimiento los lineamientos de la Iglesia del Concilio, abierta a los varios diálogos (19.8.1984).

Espiritualidad de la unidad

"Mientras creíamos que simplemente vivíamos el Evangelio -escribe Chiara Lubich- inadvertidamente el Espíritu iba subrayando algunas Palabras que debían llegar a ser los principios operantes de una nueva corriente espiritual: la espiritualidad de la unidad".

Esta espiritualidad, al convertirse en el estilo de vida de personas de todas las edades, categorías, vocaciones y culturas, es la base del desarrollo del Movimiento. En su corazón están los 'focolares', pequeñas comunidades masculinas o femeninas, compuestas por laicos, vírgenes y casados, donados totalmente a Dios según su estado, comprometidos en primer lugar en mantener viva la presencia del Resucitado, por Él prometida cuando "dos o tres se reúnen en Su nombre".

Finalidad 

En el actual cambio histórico, compartiendo con la humanidad la difícil gestación de una nueva civilización globalizada, interdependiente, multicultural y multirreligiosa, el Movimiento se ha comprometido, junto a la multiplicidad de iniciativas que se mueven en esa dirección, a componer en unidad la familia humana, enriquecida por la diversidad.

Instrumentos de unidad

Primariamente los "focolares", reunidos por "zonas", que convergen en un único "Centro Internacional". Poco a poco, del único árbol, nacen numerosas ramificaciones entre las cuales movimientos de vasto alcance, que llevan aires de  de renovación en los distintos ámbitos de la sociedad y de la Iglesia abriendo espacios de fraternidad y de unidad.

Familias Nuevas
Humanidad Nueva
Jóvenes por un Mundo Unido
Chicos por un Mundo Unido
Movimiento parroquial y diocesano
Movimiento sacerdotal
Movimiento de los religiosos y religiosas,
  pertenecientes a diversas Congregaciones.

Caminos para la unidad: los diálogos 

El diálogo a nivel de individuos, personalidades y Movimientos, comunidades y grupos, se delinea como la vía privilegiada para promover la unidad:

dentro de la propia Iglesia para profundizar la comunión entre los Movimientos Eclesiales, las nuevas comunidades y las asociaciones laicales, con los carismas antiguos y nuevos de las congregaciones religiosas;

entre las Iglesias cristianas, para entretejer relaciones de comunión fraterna y de testimonio común, que hacen caer prejuicios y abren un diálogo de vida, del pueblo, cual levadura para acelerar el camino hacia la unidad visible de los cristianos;

con el judaísmo, para sanar las heridas de siglos y redescubrir el patrimonio y las raíces comunes;

entre las religiones, para construir un mundo fraterno basado en los valores del espíritu;

con personas de convicciones no religiosas, para colaborar, sobre la base de los valores comunes y del respeto de los derechos humanos, en los campos de la solidaridad y de la paz.

En lo social

La reciprocidad del amor hasta construir la unidad se revela como el "código" para transformar la sociedad, imprimiendo la dimensión de la comunión, de la solidaridad en los distintos ámbitos de la sociedad, como: la política, la economía, la moral pública y la ética social, la salud, el orden social, el arte, la educación, la cultura, la comunicación social, las relaciones entre los pueblos. De especial relevancia:

El Movimiento político por la unidad: abierto a personas comprometidas a distintos niveles, de distintos partidos políticos, que propone la fraternidad como categoría política en vista del bien común. www.mppu.org.ar

La Economía de Comunión: proyecto que, en el mundo de la Economía, inspira la acción de más de 750 empresas y tiene un impacto también a nivel cultural. www.edc-online.org

La cooperación internacional: más de 1000 obras sociales de distinta magnitud en los 5 continentes. Se han desarrollado especialmente en el ámbito socio-sanitario y educativo en las áreas menos favorecidas. La valorización de la reciprocidad suscita auto desarrollo y rescate social, son todas acciones sostenidas por una Ong del Movimiento: Acción mundo unido (AMU). www.azionemondounito.org

Modelos de una nueva sociedad: las ciudadelas

Las ciudadelas son 35, en distintos estadios de desarrollo, con las características de la cultura en la que surgen. Son ciudades en miniatura, con casas, escuelas, empresas, lugares de culto. Por el estilo de vida que promueven, pueden ofrecer a las grandes ciudades un modelo de convivencia.

Formación a la unidad. Son 63 los "Centros Mariápolis" para la formación espiritual y social de los miembros, en 46 naciones. 4 en Argentina.

Cultura de la unidad

Un centro de estudios interdisciplinarios, la Escuela Abbá, reúne a docentes comprometidos en elaborar las primeras líneas de una nueva cultura iluminada por el carisma de la unidad. Un ulterior desarrollo, a nivel cultural, ha sido marcado por la constitución de redes internacionales de investigadores, profesionales, estudiantes que profundizan cada una de las disciplinas y promueven congresos, cursos de formación, publicaciones.

Medios

Para difundir esta cultura:

La Editorial Ciudad Nueva, presente en 31 países: www.ciudadnueva.org.ar

la Revista de opinión Ciudad Nueva, 43 ediciones en otras tantas naciones, publicada en 28 idiomas: www.ciudadnueva.org.ar

Nuova Umanità, revista bimestral de cultura publicada en italiano

'Unidad y Carismas' y 'Gen's', revistas bimestrales
   de cultura y actualidad eclesial, editadas en varios idiomas;

El Centro Santa Chiara y Charisma, centros de producción audiovisual.

Obra de María

El Movimiento ha sido aprobado oficialmente por la Iglesia católica con la denominación "Obra de Maria".

Lleva este nombre por "su típica espiritualidad, su fisonomía eclesial, la variedad de su composición, su difusión universal, sus relaciones de colaboración y amistad con cristianos de diversas Iglesias y comunidades eclesiales, personas de varios credos y de buena voluntad, y por su presidencia laica y femenina, que denota la especial relación con María santísima, madre de Cristo y de cada hombre". (Estatutos Generales, art. 2)

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